Un completo ramillete de
recuerdos y vivencias personales fue el que ofreció este sábado Rafael Martínez
Redondo en el Pregón del Costalero. Ante un teatro que acabó rendido a su
narrativa, el pregonero fue hilvanando, a través de diversos personajes, su vivencia
cofrade personal.
Comenzaba por la niñez en la que
su familia le inculcó el amor por su cofradía de la Humildad y continuaba por
el momento en el que, a través de la Asociación de Costaleros, entró a formar
parte de la incipiente cuadrilla de la Virgen de Gracia de la que, años más
tarde, sería su capataz.
Un emotivo pregón en el que tuvo
un merecido recuerdo a todos los que han sido sus compañeros en esta cuadrilla
mariana y, en especial, a los que ya no están en este mundo. Emoción que no
sólo embargó al auditorio, sino que también hizo sus efectos en el propio
pregonero.
La Sociedad Filarmónica de la
cofradía del Lunes Santo participó con sus sones en diversos momentos del
pregón ofreciendo, tras el mismo, un emocionante e inesperado homenaje al pregonero.
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